Las emociones y el conflicto
¿En qué medida sabemos de nuestra vulnerabilidad ante las emociones?
Uno de los elementos más distorsionantes de las relaciones y generadores de conflictos son las emociones. Se podría afirmar que si no intervinieran las emociones, el conflicto no sería más que diferencias bien entendidas y fácilmente legitimadas.Sin embargo la emoción está en la esencia del conflicto:
- El conflicto está emocionalmente definido (de la misma manera que se dispara una emoción se dispara el conflicto);
- El conflicto es emocionalmente intenso (determina la intensidad de la emoción, que varía según el problema y condiciona nuestro comportamiento);
- La emoción estructura moralmente el conflicto (la emoción es esencialmente moral, respondemos emocionalmente según nuestra idea de lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y malo, lo apropiado y lo inapropiado);
- La relación emoción - identidad tiene consecuencias en el conflicto (la emoción surge cuando percibimos que algo personal importante está en juego).
El temor que siente una persona ante la diferencia con los demás es la emoción que la convierte en conflicto, nos impide ser asertivos, nos hace reaccionar, confrontar o evitar el conflicto. El temor al conflicto nos determina a una actitud “ganar – perder” ante el otro.
Las emociones nos hacen mirar más hacia la actitud de los demás para juzgarlas y reaccionar, en lugar de tener una mirada más desde nosotros mismos, que nos permita identificarlas y darnos cuenta que nos pueden determinar actitudes con resultados que nos perjudiquen.
Si nos dejamos llevar por las emociones que nos surgen ante determinadas circunstancias, dejamos de escuchar a los demás, tratamos de hacer valer más nuestras razones, se nos cierran las posibilidades de entender al otro y de generar la necesaria empatía que nos permita validar sus razones y argumentos, aunque estos puedan ser diferentes o persigan objetivos opuestos a los nuestros.
La Educación en Resolución de Conflictos brinda la posibilidad de descubrir que el conflicto tiene muchas funciones y valores positivos: evita los estancamientos, estimula el interés y la curiosidad, es la raíz del cambio personal y social, y ayuda a establecer las identidades tanto individuales como grupales. Así mismo en un plano más concreto, el conflicto ayuda a aprender nuevos y mejores maneras de responder a los problemas, a construir relaciones mejores y más duraderas, a conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás.
Una vez que la persona experimenta los beneficios de una resolución de conflictos positiva, aumenta la probabilidad de que alcance nuevas soluciones positivas en los conflictos futuros.
Fuente http://mediacion-transformativa.overblog.com
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