1. La reunión inicial, donde el mediador cita a
las partes en conjunto, si es posible, o por separado, con el propósito de
establecer las características básicas, las reglas de procedimiento y lo que es
posible esperar de la mediación, advirtiendo que no existen soluciones mágicas.
El mediador debe hacer hincapié que el resultado va a depender de la voluntad de
llegar a un acuerdo y de lo que estén dispuestos a ceder y a aceptar para
lograrlo (Martínez de Murguía, 1999).
2. Confidencialidad del proceso. El mediador
deberá explicar el cómo será tratado lo que en las reuniones se diga y qué
restricciones limitan el uso de la información.
3. Proceso voluntario.
Señalar a las partes que iniciar un proceso de mediación significa una buena
disposición y voluntad, versus lo que implicaría en costos, tiempo, sentencia
posible, acudir a los tribunales para dirimir el caso judicialmente.
4. Informar de los
honorarios del mediador, si procede, y dejar claro que cada parte deberá abonar
la mitad de la suma al final de las reuniones. Si por alguna razón, una de las
partes se hace cargo del total de los honorarios, es necesario un acuerdo
explícito sobre ello, así como la garantía que no influirá en el comportamiento
del mediador.
5. Acordar reuniones
por separado. Debido a que la gente, habitualmente, no se atreve a hablar con
entera libertad delante de su adversario, y puede retener información que sería
relevante para comprender los intereses que hay en juego, es aconsejable que el
mediador determine la necesidad de reuniones por separado. Los negociadores
deben estar al tanto de esta situación, porque el contacto del mediador con uno
de ellos en privado y sin el conocimiento del otro, puede invalidar el proceso
y destruir la confianza en el mediador.
6.
Divergencias y convergencias. El objetivo principal en esta fase es determinar
las razones del enfrentamiento y los intereses que cada una de las partes tiene
al respecto. Identificar los motivos reales suele ser una tarea ardua.
Paralelamente el mediador debe ir registrando los puntos de coincidencia,
aunque no estén señalados expresamente.
7. Plantear opciones
posibles. Es el paso fundamental para llegar a redactar un acuerdo final. Si se
produce, las partes deben firmar el acuerdo y comenzar a cumplirlo.
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